Deseos de un soñador.


Ámame...


Ámame...

Con la cálida sonrisa de tus labios,
con la dulce mirada de tus ojos,
con el suave roce de tus manos,
con la ternura que emana de tus labios.

Ámame...

En tus días de radiante luz,
en tus noches de larga soledad,
en cada momento de tu vida,
sólo ámame.

Ámame...

Cuando sientas que la furia de la vida
sólo se ensaña contra ti,
cuando sientas la ira o la frustración en tus manos
y quieras destrozarlas de impotencia.

Ámame ...

En cada beso que te doy,
en cada verso que te escribo,
en cada momento de entrega mutua,
en ese único latir de nuestro corazón.


 Ámame...

En las cosas cotidianas de cada día,
en las notas de esa música favorita,
entre los recuerdos de tu vida,
siempre, sobre de ellos, ámame.

Ámame...

En la cerrazón de mis actitudes,
en el mal humor de mis frustraciones,
cuando he caído y no he levantado mi mano
hacía tu mano, sólo no dejes de amarme.

Ámame...

Cuando las aguas suban y se agiten,
cuando la tormenta caiga encima de nosotros,
no me cierres tu corazón ni me niegues tus manos,
porque ten la certeza que aún ahí yo te amo.

Ámame...

En la compañía de tus amigos,
en el estar de los míos,
entre las vacías paredes de nuestro cuarto
o en la multitud de la gente...
nunca dejes de hacerlo.


Ámame...

En el aroma de cada flor que te regale,
en el aliento del roce de nuestros labios...
sólo hazlo, como cuando al deslizar mis dedos
sobre tu cuerpo lo haces.

Sólo ámame... como yo te amo.





Autor: Ben Ro.           

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